



El próximo 11 de septiembre, en Madrid, tendremos el lujo de contar con Francisco Oya como ponente en la conferencia “Desmontando la farsa. Manipulación de la Historia y adoctrinamiento escolar en Cataluña”.
Como explicábamos recientemente, el objetivo que Catalunya Somos Todos persigue con esta conferencia es doble: facilitar a los asistentes los argumentos históricos que anulan las mentiras del nacionalismo y denunciar el uso de la enseñanza para incorporar a los más pequeños a la ideología del odio.
En este sentido, conviene recordar quién es Francisco Oya y por qué creemos que es la persona más adecuada para esta conferencia.
Pues bien, Francisco Oya es licenciado en Historia Contemporánea por la Universidad de Barcelona, diplomado en Teología por la Facultad de Teología de Cataluña y diplomado en Filología por la Universidad de Barcelona. Su vida profesional ha estado dedicada a la enseñanza a lo largo de 33 años en institutos de la provincia de Barcelona: es profesor de Historia, con plaza definitiva en el IES Joan Boscà de Barcelona. Además, es Coordinador de Enseñanza del Sindicato de funcionarios CSIF en Barcelona y presidente de la Asociación de Profesores por el Bilingüismo.
Su nombre saltó a los medios de comunicación cuando empezó a sufrir el acoso de la Generalitat de Cataluña que, por ahora, ha derivado en una sanción por no alinearse con la ideología del régimen.
Verán. En su centro, el IES Joan Boscà, el director siempre ha impuesto los manuales de la Editorial Teide, redactados por Agustí Alcoberro, actual portavoz de la ANC tras el encarcelamiento de Jordi Cuixart. En estos textos se difundían sin sonrojo los mitos del nacionalismo catalán, por lo que el profesor Oya decidió proporcionar a sus alumnos materiales históricos y didácticos alternativos.
El director del colegio, Ignacio García de la Barrera, aliado con la inspectora de Enseñanza de la Generalitat, Neus Lorenzo Galera, no podían permitir que semejante ejercicio de libertad y espíritu crítico tuviera lugar en su chiringuito. De la amenaza pasaron a la vía administrativa, pero como el caso no tiene pies ni cabeza, utilizaron el método nacionalista, es decir, servirse de las normas en función de sus intereses y saltárselas cuando éstas ya no les valen: le inspeccionaron, le abrieron expediente y recientemente le han sancionado por derribar mitos, por no dar sus clases en catalán y por criticar el proceso independentista.
Difamación mediática
El nacionalismo, como ideología totalitaria que es, intenta abarcar todos los ámbitos de la vida. No se conforman con amedrentar o apartar, sino que necesitan aniquilar en vida a quienes consideran sus enemigos. Así que el acoso laboral y administrativo se completó con una campaña de difamación.
Conscientes de que la apertura de expediente tiene un débil fundamento, los palmeros subvencionados del digital El Mòn acusaron a Oya de realizar “comentarios homófobos, racistas y sexistas”. Pretendían seguramente ganarse las simpatías del resto de la sociedad justificando el acoso por motivos que nada tendrían que ver con los verdaderos motivos del acoso. Sin embargo, la Justicia ha condenado al panfleto a rectificar estas informaciones.
Mientras tanto, los profesores que acosaron a los hijos de guardias civiles tras el golpe de Estado del 1 de octubre siguen campando a sus anchas en las aulas catalanas. La Generalitat calla y otorga y mira para otro lado en lugar de abrir siquiera un expediente informativo: los que tuvieron que irse fueron los niños.